Rey Alejandro y la reina Máxima: su polémica historia de amor en fotos

La pareja se conoció en una fiesta en Sevilla en 1999 y en cuanto vio a la rubia argentina, el heredero al trono quedó sorprendido por su belleza, su inteligencia y su carismática personalidad. Willem estaba tan impresionado con Máxima que obvio decirle que él era ni más ni menos que el Príncipe de Orange.

Tal fue la química entre los dos, que tan sólo semanas después de la fiesta Willem-Alexander abandonó sus compromisos reales para sorprenderla en Nueva York, en dónde Máxima residía.

Máxima se mudó a Bélgica para estar más cerca del príncipe y tras dos años de relación, Willem-Alexander le pidió matrimonio en un romántico viaje. Sin embargo, como en todo cuento de hadas, no todo fue color de rosa.

En cuanto se supo que el príncipe tenía una relación seria, los medios se encargaron de investigar todo acerca de Máxima y descubrieron que su padre había sido funcionario de la cruenta dictadura de José Rafael Videla en Argentina, haciendo de la relación un asunto de Estado.

El parlamento no aprobaba la relación y temían que esto causara serios problemas políticos si la boda se llevaba a cabo. Incluso, se dice que el mismo Willem-Alexander, amenazó con rechazar la herencia al trono si no se le permitía casarse con Máxima.

La Reina Beatriz, por otro lado, optó por apoyar a su hijo y su futura nuera aceptando la relación públicamente en su cumpleaños número 63 y pese al escarnio, el parlamento decidió dar luz verde al matrimonio siempre y cuando el padre de Máxima no asistiera a la boda ni mantuviera una relación pública con su hija.

Pero ahora faltaba convencer a sus futuros súbditos quienes hasta lanzaron una petición para apresar y sentenciar por crímenes de guerra al padre de Máxima. La ahora prometida del príncipe aceptó las condiciones impuestas por el parlamento, pero también decidió ganarse a la gente por sus propios méritos.

En cuestión de meses Máxima aprendió holandés y la historia y cultura del país lo cual hizo que la gente viera el detalle como una buena intención de ser parte de ellos. Además cuidó todos los detalles de su figura pública demostrando que podía asumir sin ningún problema su rol como princesa y en un futuro reina consorte.

En 2002 la pareja se casó claramente sin la presencia de su padre, pero como un lindo detalle Willem-Alexander hizo que en la ceremonia tocaran el tango favorito de la ahora princesa para que simbólicamente la acompañara en un momento tan importante. Con decenas de cámaras apuntándola, Máxima no pudo contener el llanto haciendo que la gente sintiera aún más empatía con ella.

En 2013, tras la abdicación de la Reina Beatriz a favor de su hijo, Willem-Alexander y Máxima se convirtieron en los nuevos reyes de los Países Bajos y la más grande de sus tres hijas, la princesa Amalia, a sus nueve años, fue nombrada la heredera al trono.