Los atuendos más decepcionantes de la reina Camila

Camilla cuenta ahora con una modista, Fiona Clare, que declaró a 'Vanity Fair': "Yo no diría que lo suyo es la ropa, pero ha encontrado su nicho. Es muy elegante y sabe lo que funciona". Sin embargo, no siempre acierta, ni siquiera en los últimos años. En 2018, mientras visitaba un famoso yate en Londres, lució un vestido blanco y negro que nos dejó confundidos. Parecía un vestido para una persona más joven o que necesitaba ser combinado con algo como un blazer. Como nota al margen, sus tacones no combinaban con su combinación de colores, lo que no ayudó a su causa.

En 2012 la entonces duquesa de Cornualles lució un conjunto morado para las celebraciones del Día de la Commonwealth, sin embargo, se trata de una "ruptura del protocolo" según Express, dado que los reales deben vestir de blanco, azul o rojo para conmemorar la unión de los países de la Commonwealth. Aunque, esto no fue mucho revuelo ya que otros reales también han usado colores diferentes, como Meghan Markle que vistió de verde en 2020. Camilla recicló su sombrero morado en 2017 y 2022.

En 2005, durante su boda con el Rey Carlos, Camilla optó por no usar tiara — una tradición real en las bodas — y se convirtió en la primera, y hasta ahora única real en no seguir esta tradición. Es posible que Camilla fuera cuidadosa y decidiera no llamar demasiado la atención, ya que la opinión pública seguía sin estar contenta con ella.

Camilla ha sido criticada muchas veces por su elección de sombreros de plumas, a los que parece muy aficionada. Aunque ha sido criticada por el público en muchas ocasiones, también ha aparecido en la lista de las peor vestidas de Richard Blackwell. Encabezó la lista en 1994 como Camilla Parker Bowles, pero como Duquesa quedó tercera en 2007. Según el Daily Mail, Blackwell escribió: "La Duquesa de Dowdy ataca de nuevo. Con sombreros de plumas que en su día hicieron furor, parece un periquito petrificado de la era jurásica. Una ruina real".

Camilla ha sido criticada muchas veces por su elección de sombreros de plumas, a los que parece muy aficionada. Aunque ha sido criticada por el público en muchas ocasiones, también ha aparecido en la lista de las peor vestidas de Richard Blackwell. Encabezó la lista en 1994 como Camilla Parker Bowles, pero como Duquesa quedó tercera en 2007. Según el Daily Mail, Blackwell escribió: "La Duquesa de Dowdy ataca de nuevo. Con sombreros de plumas que en su día hicieron furor, parece un periquito petrificado de la era jurásica. Una ruina real".

Pero no se trata sólo de sus sombreros de plumas. Causó un gran revuelo cuando el día de Navidad de 2010 se la vio con un gorro de piel de oso, supuestamente fabricado con piel auténtica. Liz Jones, del Daily Mail, dijo: "El uso por nuestra familia real de un producto que se considera demasiado cruel para ser producido en este país — las granjas peleteras fueron prohibidas aquí en 2000 — es simplemente inaceptable."

En abril de 2022 lució una combinación extraña para la mayoría, una máscara de leopardo y pantuflas. Su atuendo blanco y negro era perfecto para la ocasión de visitar una comunidad islámica local en Londres, pero ¿por qué llevar una máscara de leopardo en lugar de una negra? Aparte de la máscara, a muchos les pareció extraño que llevara pantuflas, aunque parece que la comunidad le pidió que se las pusiera.

También ha llevado atuendos muy similares a los de la Princesa Diana en el pasado. Uno de los vestidos por los que Diana era conocida es el "vestido de la venganza", que llevó en 1994. Un año después, Camilla fue presentada al público como nueva pareja de Carlos en el Hotel Ritz, donde lució un vestido casi idéntico. Años más tarde, en 2005, lució otro vestido similar con gargantilla en el Museo de Arte Moderno de Nueva York.

Por último, fue acusada de copiar a Diana una vez más en 2009, cuando se reunió con el Papa Benedicto XVI. Llevaba un conjunto negro que parecía muy similar al utilizado por Diana en 1985 cuando se reunió con el Papa Juan Pablo II. No obstante, cabe señalar que el negro es una elección habitual para las mujeres de la realeza que se reúnen con el Papa.