La controvertida vida de la princesa Margarita

Con sólo 13 años, la princesa Margarita era conocida por sus comportamientos coquetos y, aunque en su mayor parte eran inofensivos, hubo algunos momentos que obviamente pretendían escandalizar a su siempre presente público. Su fascinación por el joven Peter Townsend no pasó desapercibida, tanto que en una cena familiar, la princesa ordenó a Townsend, 15 años mayor que ella, que la subiera a la cama. Todo ello delante de su propio padre, el rey Jorge VI. Esta acción escandalizó a los asistentes, quienes no podían creer lo que habían visto, mientras que para Margarita, fue una forma de demostrar su poder y su deseo de rebelarse contra las normas y la monotonía de la vida real.

Finalmente, tras años de convencimiento y coqueteo, la princesa Margarita decidió arriesgarlo todo y seguir su corazón al iniciar un romance con Townsend, a pesar de las muchas normas reales que les impedían estar juntos. Aunque su romance iba en contra de todas las normas reales, Margaret siguió adelante con la relación, convencida de que su amor por Townsend era más fuerte que cualquier norma. La historia de Margaret y Townsend es un recordatorio de que, a veces, el amor vale la pena arriesgarlo todo.

La reina Isabel II luchó incansablemente por ayudar a su hermana estar con el hombre que amaba, buscando desesperadamente una solución que les permitiera estar juntos. Sin embargo, la situación era muy complicada, ya que Townsend estaba divorciado y no tenía ningún vínculo con la realeza, lo que significaba que Margaret tendría que renunciar a su título si se casaba con él. A pesar de todo esto, Margaret tomó la difícil decisión de seguir adelante con el romance, aunque solo fuera para demostrar que el amor no entiende de títulos o posiciones sociales.

Tras el torbellino mediático que rodeó su relación con Townsend, Margaret se enfrentó a una difícil elección: elegir a su amado o renunciar a su título, asignación y propiedades familiares. Fue una decisión dolorosa, pero finalmente la princesa decidió poner fin al compromiso y seguir adelante con su vida. La Princesa Margarita demostró que, aunque el amor puede ser una fuerza poderosa, a veces hay que hacer sacrificios para mantener la armonía en la familia.

Después de su breve romance con Townsend, la Princesa Margarita tuvo otro romance relámpago, esta vez con Robin Douglas-Home, el sobrino de un primer ministro canadiense. Al principio, la Princesa negó que su relación fuera romántica, insistiendo en que eran amigos platónicos. Sin embargo, cuando la prensa descubrió cartas comprometedoras entre ellos, la Princesa se vio obligada a reconocer la verdad. La relación terminó abruptamente, lo que dejó a la Princesa Margarita con el corazón roto una vez más.

La Princesa Margarita fue una figura controvertida, y su vida amorosa estuvo plagada de altibajos. Después de su decepción con Townsend, Margarita volvió a enamorarse y se casó con Antony Armstrong-Jones. Aunque su matrimonio fue igualmente polémico, Margarita no dejó que la opinión pública la detuviera. Incluso cuando se filtraron fotos suyas supuestamente desnuda, tomadas por su esposo, la Princesa no se dejó intimidar. En cambio, continuó con su vida y su matrimonio,Aunque este romance también fue polémico en el seno de la Familia Real, ambos fueron autorizados a contraer matrimonio y se casaron en 1960.

En un principio, el matrimonio entre la Princesa Margarita y Antony Armstrong-Jones parecía un cuento de hadas, pero la realidad era muy diferente. Después de solo unos pocos minutos de felicidad, comenzaron a circular rumores sobre las infidelidades de Armstrong-Jones antes de que su matrimonio estuviera completamente establecido. Para empeorar las cosas, la Princesa Margarita empezó a encontrar notas desagradables por toda la casa, escritas por su esposo. Lejos de ser cartas de amor románticas, estas notas contenían mensajes hirientes y algunas incluso tenían insultos. La Princesa Margarita intentó pedir ayuda a su familia y solicitó un divorcio, pero sus peticiones fueron ignoradas, lo que la dejó atrapada en un matrimonio tóxico y doloroso.

Bajo el constante acoso y el abuso emocional de su esposo, Margaret encontró consuelo en un estilo de vida de fiesta. Se decía que la Princesa tenía una rutina matutina extremadamente salvaje: se levantaba tarde y desayunaba con café y cigarrillos, mientras leía periódicos y revistas hasta el mediodía. Luego, a las 12 del mediodía, pedía un vodka solo para animarse y continuar su día. Su adicción al alcohol y el tabaco era tan fuerte que incluso pegaba una caja de cerillas en sus botellas para poder fumar mientras bebía. Margaret luchó constantemente contra sus adicciones, pero el abuso emocional continuo de su esposo dificultó su recuperación.

Aunque Margaret y Antony tuvieron hijos juntos, el matrimonio estaba lejos de ser idílico. La Princesa Margarita tuvo que soportar los comentarios desagradables y la crítica constante sobre su maternidad. Pero su vida no estaba completamente privada de felicidad: en los años 70, un antiguo novio le regaló una isla entera como muestra de su afecto. Margaret solía escapar allí durante semanas, disfrutando de la tranquilidad y el aislamiento de su oasis privado, donde podía escapar de las tensiones y los insultos de su marido.

Las cosas siguieron en espiral con Antonio, y se dijo que en una fiesta en Nueva York, la anfitriona preguntó a la Princesa cómo le iba a la Reina. Para su sorpresa, Margarita respondió: "¿Cuál? ¿Mi hermana, mi madre o mi marido?". 

Margarita siempre fue conocida por su ingenio rápido, y a veces bastante cruel. En otra fiesta, la Princesa Margarita estaba sentada junto a la infame supermodelo Twiggy. Al parecer, durante toda la noche Margarita la ignoró, antes de volverse finalmente hacia ella y preguntarle: "¿Y tú quién eres?". Twiggy respondió: "Me llamo Lesley Hornby, señora, pero todo el mundo me llama Twiggy". La Princesa Margarita se limitó a contestar: "Oh, qué desafortunada", y continuó el resto de la velada ignorando a la modelo.