Con solo 10 episodios, la popular serie de Netflix nos pone en la década de los 80’s para revivir la tormentosa relación entre Carlos y Diana. Esto ya es algo que tus papás y hermanos mayores vivieron pues la “princesa del pueblo” transformó radicalmente la forma en la que el mundo veía a la familia real británica.
The Crown: La balada de Carlos y Diana... ¿contada de otra manera?
Pero como toda serie, el hecho de que esté basado en hechos reales no quiere decir que los creadores de The Crown no tomaron algunas libertades para hacer la historia más llamativa, aunque detalles como Diana patinando por los pasillos del palacio, o el hombre que se introdujo a la habitación de la reina pueden sonar inventados, son hechos reales que superaron a la ficción.
La yuxtaposición de Diana creyendo que casarse con un príncipe sería pura felicidad y la Reina viendo que la primera Primer Ministro mujer no es exactamente como esperaba, demuestra que cada vez son más fuertes los golpes de realidad que la realeza recibe.
Podemos pasar horas discutiendo sobre las políticas de Margaret Thatcher pero mejor hablemos del monumental logro de Gillian Anderson para meterse en la piel de esa mujer y desaparecer por completo. Anderson ha demostrado que, ya sea cazando aliens o luchando contra la monarquía, no hay papel que no pueda interpretar y la vemos “robarse” cada escena en la que aparece como una mujer determinada en demostrar que el pueblo británico no necesita ser cuidado sino aprender a cuidarse solo.
Como ocurrió con el elenco anterior, esta será la última temporada en la que disfrutaremos de las magníficas actuaciones de Olivia Colman, Helena Bonham Carter, Emma Corrin y demás en esos roles, pero lo que queda claro es que la calidad de la serie no se ha deteriorado al entrar a la producción de su quinta temporada, la cual nos pondrá como testigos de la realeza dentro de los 90’s y uno de los momentos más trágicos.