El musical fue un pequeño hit en su momento, ganando una modesta taquilla y un par de premios pero desde entonces se ha vuelto un absoluto clásico y considerado por muchos como "el mejor musical de todos los tiempos" lo cual resulta hilarante ya que la película fue creada solamente para acomodar un puñado de canciones que habían sido escritas por varios compositores, pero la MGM (Metro Goldwyn Meyer) no tenía donde ponerlas. Es por esta razón que en varias ocasiones los números musicales aparecen de la nada o forzados.
'Cantando bajo la lluvia': la realidad detrás de cámaras
Los guionistas después tuvieron que crear una historia alrededor de las canciones elegidas por el jefe del estudio. La historia de un cantante que se convierte en estrella hasta que aparecen las películas sonoras y toda la industria comienza a cambiar, en medio de todo esto conoce a una joven bailarina con voz de oro que le ayuda a salvar su más reciente película.
La cinta toca varios temas que fueron ciertos en los tiempos descritos dentro de la historia, el año en que se filmó la historia e inclusive ahora pues relata como Hollywood teme a los cambios hasta que ve que estos pueden traerle ganancias, como personas con gran talento pueden vivir en la sombra de otros que solo son populares.
Debbie Reynolds, que interpreta a la hermosa Kathy, tenía 19 años cuando fue elegida para el protagónico y a pesar de tener entrenamiento en danza, le costó muchísimo trabajo lograr las complicadas coreografías puestas por Gene Kelly, incluso admitió que un día estaba llorando fuera del set porque simplemente no podía más y fue el gran Fred Astaire quien se acercó a decirle que todo su esfuerzo y sufrimiento pagaría al final.
Gene Kelly por su parte, era ya toda una estrella pero con una terrible reputación de ser un perfeccionista y un tirano en el set. Reynolds y Donald O'Connor admitieron que no fue nada agradable trabajar con él.
El comediante Donald O'Connor estaba luchando por recuperar su condición física y trabajar en esta película lo mandó al hospital en más de una ocasión debido a su hábito de fumar cuatro cajetillas de cigarros por día.
Parece que este clásico es otro caso de el arte imitando a la vida real pero el producto final demuestra la clase de magia que puede ocurrir en Hollywood y como nosotros, el público, podemos disfrutarla.